“Amar a Dios es...”

Danzar alegre, ser de aire, dejar volar el alma a cada gesto, respirar entre sus manos. Amar a Dios es... ¡ES! Brillar, poco a poco, como una llama que no se extingue, como un incendio que oscila. Es girar con cada paso Latiendo al son de una quimera. Amar a Dios es... desgarrar la realidad a golpes de sueño ferviente. Es gritar, en el silencio. Susurrar en el olvido. Es hilar con un deseo la importancia del delirio. Es aullar de dolor estando atado a uno mismo. Es estar un poco un todo... roto. Es crear las cosas a tu paso, y darles un nuevo nombre. Es comprender lo que nadie más ha comprendido, rozar con los dedos lo invisible, y mis pies que caminan con el viento. Amar a Dios es... Un desafío mudo. Es hablarle a nadie, y a todo. Es el secreto de la estatua. Es orar en el secreto de mi alma Amar a Dios es negarme a mí mismo y torturar el hastió de mi alma. Asi es el verdadero amor a Dios sufrido que hace bien al alma...